Aunque toda la vida he creído en que somatizamos nuestros sentimientos, es decir que el cuerpo casi todo el tiempo se enferma por los males de nuestra mente y nuestra alma creo que jamás fui completamente consciente de ello.
Una de las cosas que más me cuesta cuando hago yoga es la flexibilidad, nunca había buscado un trasfondo al asunto hasta que hace poco me topé con uno de mis límites. Ese tipo de cosas con las que no estás deacuerdo y son cruciales en la toma de tus decisiones. Pero la vida solita se encarga de colocarte en tu sitio y de entender que no todo es blanco o negro y que los matices entre ambos polos son interminables y por lo tanto solo queda una duda... ¿vale la pena?...
Límites; no me gustan, me incomodan y suelo hacerme la loca creyendo que soy de mente abierta que respeto y especialmente acepto a las personas como son, que sus defectos y virtudes van de la mano y que eso no tiene por qué cambiar mi percepción sobre ellos pero la verdad es que no es así... soy un ser humano y aunque en silencio lo hago siempre pongo todo en una balanza y tiendo a "juzgar" (consciente o inconscientemente) a las personas.
En esos momentos es cuando toca aceptarse, soy así, y si no me gusta debo trabajar en ello, debo convertirme en la persona que deseo ser y en la imagen que me haga sentirme orgullosa al verme al espejo o al simplemente pensar en mi misma en tercera persona.
Es complejo, es muy complejo entenderse y conocerse a sí mismo, especialmente cuando tienes estándares tan altos sobre ti, cuando te enfocas en dar más, cuando tienes fé en que puedes empujar esa frontera más allá y conocer nuevos matices de tu persona. Pero de eso se trata esto, o así me gusta creerlo, de descubrir algo nuevo y motivarse al menos un poquito más. Ser la mejor versión de ti mismo que puedas ser y cuando ya realmente no puedas más no juzgarte, porque pasas de ser tu propio coach a tu peor pesadilla.
Pero vuelvo a la flexibilidad; en el estiramiento en la clase de Tai Chi noté con preocupación como realmente me costaba, sentía dolor y fue alarmante porque no dudé en asociar este síntoma de mi cuerpo con un gran síntoma de mi mente: siempre creo tener la razón y me cuesta un mundo ser flexible...
flexible.
2. adj. Que en un enfrentamiento se pliega con facilidad a la opinión, a la voluntad o a la actitud de otro o de otros. Carácter, persona flexible.
4. adj. Susceptible de cambios o variaciones según las circunstancias o necesidades. Horario, programa flexible.
Con solo leer la definición del DRAE supe que es algo en lo que tengo que trabajar, no tengo disposición para doblarme fácilmente, tampoco me pliego con facilidad a la opinión o a la voluntad de absolutamente nadie y muchísimo menos me sujeto a normas estrictas ni a dogmas... ¡LOS DETESTO!...
Pero somos seres sociales, la soledad aunque me encanta hay momentos en que me deprime y es en esos momentos en donde es importante ser flexible... es importante entender que lo bueno no es lo mejor ni lo malo lo peor; es importante entender que si pienso blanco y otros piensan negro no quiere decir que unos estemos equivocados y otros tengan la razón, son ideas que conviven aunque sean opuestas...
Tengo mucho que aprender, y eso me entusiasma :)
Hola Za, bonita. Me gustó este post.
ResponderEliminarYo tampoco soy flexible (aunque más en el sentido literal), creo que porque mis antepasados descubrieron que s más fácil levantar las cosas del suelo con los piés en lugar de doblarse ;) Así que la evolución me dio la elasticidad de una tabla y dedos largos en los pies :D
paja
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