Descalza

No soy de pedir ayuda, desde niña me cuesta aceptar que puedo a veces necesitar de alguien más y perseguía el ser autosuficiente y "Señorita TODO lo puedo" como meta máxima.

Gracias a Mía (entre otras personas) he aprendido que una mujer fuerte no es una mujer dura, una mujer fuerte es una mujer vulnerable.

La vulnerabilidad es lo que verdaderamente nos conecta con esa energía primaria del universo de la que TODOS somos partes y que en el camino nos olvidamos, nos perdemos en el "yo" y nos encerramos a creer que estamos solos en este mundo. Pues amig@... permíteme contarte que eso no es así :)...

La semana pasada me sucedió algo demasiado tragi-cómico que supe en todo momento que no podía quedarme con esa historia. Tenía clases como siempre y decidí cambiar por completo el outfit que llevaba más temprano, en especial porque ya en la tarde/noche no había tiempo de lluvia como en la mañana. Allí estaban, mis bailarinas de leopardo fucsia de Aldo que compré en Caracas algunos días antes de mi cumpleaños número 20. Tenía una conexión especial con ellas porque en ese viaje me castigaron a "control remoto" y terminé por no salir más para evitar darle más disgustos a mis padres, pero esa historia se las cuento en otro momento.

Cada vez que usaba esas bailarinas recordaba mi travesura y me sentía adolescente rebelde jajaja. Realmente me encantaban.

Llegando a la universidad sentí una molestia como si con cada paso los zapatos se iban pegando al suelo... "¿y esto qué es?", fue lo primero que pensé. Rápidamente me di cuenta que la suela se estaba desprendiendo, me alarmé y lo único que hice fue llegar al baño a llamar a mi mamá. Sus soluciones no fueron de gran ayuda porque devolverme a casa NO era una opción, menos cuando me había costado tanto conseguir estacionamiento así que decidí que me iba a clases, total, no me tocaba caminar demasiado teniendo todas mis clases en el mismo bloque.

Pero fui más desafiante todavía porque incluso habiendo salido temprano decidí quedarme a conversar con mis mejores amigos y no estaba haciendo nada del otro mundo, de hecho estábamos sentados en la plaza. El problema fue a la hora de volver a casa, no podía dar pasos largos, los zapatos estaban COMPLETAMENTE destrozados y... ¿ahora qué COÑO iba a hacer?...

No lo pensé demasiado, fue una fuerza que no se de donde me vino y dije "¡Me voy descalza!"... Mis amigos obvio me dijeron que no, que podía hacerme daño pero tampoco podían acompañarme, debían irse. Y no les miento, fue como si una voz me dijera que este proceso es mío, que si ese era mi deseo debía seguirlo y ya. 

Me senté, me quité lo que quedaba de mis zapatillas y di el primer paso... ¡DESCALZA!...

Liberador, un poco de miedo porque no quería hacerme daño pero... no sentí vergüenza, ni un poco... hubo gente que me miró, que señaló y que comentaron pero no me importó. Ninguno de ellos sabe lo que ha sido mi vida en los últimos meses y sobre este proceso que estoy pasando. Mostrarme vulnerable NO me hace débil, me hace humana y me conecta con esa energía de la que todos venimos.

Caminar descalza, reírte de tu circunstancia, respirar la polución de la loca ciudad donde vives y sonreírle a la vida porque SI. Eso, mis amigos, no tiene precio.

La foto fue justo al lado de mi carro, me pareció conveniente ponerme a un lado de la línea, de ese lado de los que lloran y ríen por el simple hecho de estar vivos.